Un lugar al que vas por necesidad. El servicio es lento y los meseros están algo desesperados con el flujo imprevisto de personas. Cuando pedí la contraseña del wifi un mesero fue bastante descortes, dijo «aqui vienen a molestar siempre por el wifi, busque en su recibo la contraseña» La pastelería no tiene el mismo cuidado que otros locales de Oma y no hay espacio para comer tranquilo.