El campestre es muy bonito en instalaciones, zonas verdes, tiene capilla, animales y buen paisaje. El servicio deja mucho de que desear todo el tiempo te hacen mala cara, quieren que pidas a las carreras, los meseros siempre perdidos (no saben para que mesa es cada pedido), el único momento en el que te sonríen es cuando pides la cuenta y te preguntan si incluyes el servicio. La comida no es nada del otro mundo para lo costosa que es, que lastima porque de entrada todo se ve maravilloso.