El éxito de los hermanos Rausch pareciera cosa del pasado, cuando eran considerados los mejores de la ciudad. El ambiente del restaurante hoy en dia es distinto, no solo por la concurrencia sino por la decoración, seguramente en necesidad de ser actualizada. La extensa carta posse platos a precios exorbitantes, la cual incluye varios de mas de 100.000 y otros tantos de mas de 500.000. El mas caro de$1.200.000. En la parte mas terrenal de la carta cada plato vale 60-75.000. La calidad es desigual. Visité el restaurante ayer y pedi lo mismo de hace 2 meses y me fue mal: ensalada de queso de cabra con patilla comprimida, un poco insaboro y la patilla no estaba buena, y posta negra, de lejos inferior a la de otros tiempo. Pedimos espumosa por copas y tuvimos que devolverlo porque no tenia espuma. El servicio también decayó, bastante si se considera el precio. No vuelvo.
Si no le molesta “oler a rancho” y sentarse en sillas de pipitre, gozará de este restaurante con las delicias de la comida tradicional colores colombiana.
El cebiche de corvina en leche de coco, acompañado de camotes fritos, estuvo estupendo. Los espárragos son bastante competentes. La burrata está bien presentada. No había el Albariño de la carta. Los muebles requieren renovación. Es rico.
En un estrecho local en Chapinero, con tan solo 16 sillas, Seiki san y su socio Gustavo, sirven pescado fresco bajo las creaciones de Seiki, quien ni siquiera habla español. Si no le molesta que la ropa quede aromatizada con los vapores de la cocina, explore los pequeños platos. Caro, seguramente por los precio del pescado importado, prepárense a quedar arruinado y el paladar deleitado.
Pedimos varias entradas para compartir. El cebiche ( inmaculada presentación), el atun ( a la japonesa, lo mejor), las alcachofas ( en pure, asadas y en chips, novedoso) y las berenjenas ( con queso en una preparación super dulce). El servicio es fabuloso. La estrella Michelin está todavía por llegar de la madre patria.
No deja se sorprender cada vez que voy. El salón principal tiene un techo alto, con un ventanal enorme a un hermoso urapán. Los platos son novedosos y creativos. Pida varias entradas para compartir. Sabroso.
Lleve una abultada billetera porque lo va a necesitar. Este agradable restaurante en medio del FourSeasson le seducirá su corazon, el cual dejará empeñado al pagar la cuenta.
Después de muchos años, conserva la misma calidad. Algo difícil de lograr en una carta donde hay platos para todos los gustos. La comida y el servicio contrastan con el incómodo local, con mesas apretadas y tan cerca como para participar en la conversación de todo el mundo.
Este es el Criterion criollo. Realmente bien logrado. Platos nacionales con elegancia internacional, sin perder el sabor local. Pida la posta negra. Excepcional!
Realmente bueno y creativo en un recinto agradable y moderno. La carta tiene combinaciones de sabores inusuales pero bien logradas. Pida varias entradas para compartir. El servicio es bueno.
Criterion
El éxito de los hermanos Rausch pareciera cosa del pasado, cuando eran considerados los mejores de la ciudad. El ambiente del restaurante hoy en dia es distinto, no solo por la concurrencia sino por la decoración, seguramente en necesidad de ser actualizada. La extensa carta posse platos a precios exorbitantes, la cual incluye varios de mas de 100.000 y otros tantos de mas de 500.000. El mas caro de$1.200.000. En la parte mas terrenal de la carta cada plato vale 60-75.000. La calidad es desigual. Visité el restaurante ayer y pedi lo mismo de hace 2 meses y me fue mal: ensalada de queso de cabra con patilla comprimida, un poco insaboro y la patilla no estaba buena, y posta negra, de lejos inferior a la de otros tiempo. Pedimos espumosa por copas y tuvimos que devolverlo porque no tenia espuma. El servicio también decayó, bastante si se considera el precio. No vuelvo.
Chicheria Demente
Si no le molesta “oler a rancho” y sentarse en sillas de pipitre, gozará de este restaurante con las delicias de la comida tradicional colores colombiana.
7 Cabras
El cebiche de corvina en leche de coco, acompañado de camotes fritos, estuvo estupendo. Los espárragos son bastante competentes. La burrata está bien presentada. No había el Albariño de la carta. Los muebles requieren renovación. Es rico.
Seiki Sushi
En un estrecho local en Chapinero, con tan solo 16 sillas, Seiki san y su socio Gustavo, sirven pescado fresco bajo las creaciones de Seiki, quien ni siquiera habla español. Si no le molesta que la ropa quede aromatizada con los vapores de la cocina, explore los pequeños platos. Caro, seguramente por los precio del pescado importado, prepárense a quedar arruinado y el paladar deleitado.
Gamberro (Hotel Ek)
Pedimos varias entradas para compartir. El cebiche ( inmaculada presentación), el atun ( a la japonesa, lo mejor), las alcachofas ( en pure, asadas y en chips, novedoso) y las berenjenas ( con queso en una preparación super dulce). El servicio es fabuloso. La estrella Michelin está todavía por llegar de la madre patria.
Segundo
No deja se sorprender cada vez que voy. El salón principal tiene un techo alto, con un ventanal enorme a un hermoso urapán. Los platos son novedosos y creativos. Pida varias entradas para compartir. Sabroso.
Castanyoles
Lleve una abultada billetera porque lo va a necesitar. Este agradable restaurante en medio del FourSeasson le seducirá su corazon, el cual dejará empeñado al pagar la cuenta.
Niko Cafe
Después de muchos años, conserva la misma calidad. Algo difícil de lograr en una carta donde hay platos para todos los gustos. La comida y el servicio contrastan con el incómodo local, con mesas apretadas y tan cerca como para participar en la conversación de todo el mundo.
Local By Rausch
Este es el Criterion criollo. Realmente bien logrado. Platos nacionales con elegancia internacional, sin perder el sabor local. Pida la posta negra. Excepcional!
Segundo (antiguo)
Realmente bueno y creativo en un recinto agradable y moderno. La carta tiene combinaciones de sabores inusuales pero bien logradas. Pida varias entradas para compartir. El servicio es bueno.