Un gran sitio.
Nos sorprendió ver fila para entrar. Eso daba una señal positiva de lo que nos esperaba. (Nada más asustador que un sitio vacío). La espera fue corta.
Encontramos un pizza sencilla, pero muy muy rica. Nunca nos imaginamos salir tan sorprendidos y contentos. Pedimos la pizza de queso azul, cebollas caramelizadas y rúgula. (Increíble). También la de albahaca (sencilla, pero deliciosa). El ambiente estupendo con una banda de jazz muy buena. Eso sí, si se quiere comodidad, no es el sitio. Mesas pequeñas. Espacios reducidos. Algo de ruido.
Para nosotros perfecto.
No fue una decepción. Fueron demasiadas.
La mejor comida que hemos tenido en Colombia la tuvimos hace tres años en este restaurante. Era de esas oportunidades que uno no quiere que el tiempo pase. Inclusive llega uno a estar dispuesto a repetir un plato de lo espectacular que estaban. El recuerdo de ese día es imborrable. El problema es que aparentemente fue un golpe de suerte. Antes y después hemos visitado a éste restaurante y a su sede en Bogotá sin el mismo resultado.
La última vez, añorábamos volver a disfrutar cada plato , pero no fue así. De 11 “momentos” dos fueron verdaderamente buenos... el resto eran un mal presagio de la cuenta a pagar que se nos venia. (En un estupendo restaurante uno no cuestiona el precio... pero ahora...). Como si fuera poco el servicio fue impresionantemente malo. Desde la llegada cuando muy amablemente dimos el nombre de la reserva sentimos un ambiente frío, errático, indiferente, a las carreras. Las explicaciones de los platos eran por salir del paso y las bebidas casi no llegan. Es increíble que donde nació todo, acá en Medellín, se hubiera caído tan bajo.
¿Será que el gran chef se perdió entre Miami y Bogota?
Lastimosamente pasarán muchos años para que nos animemos a volver.
No fue una decepción. Fueron demasiadas.
El tiempo pasa y las cosas pueden dejar de ser lo que eran...
Este sitio nos descrestó hace un par de años y decidimos volver. Toda la ilusión que teníamos se vino a bajo parcialmente. Pedimos un queso apanado con moras que no cumplió nuestras expectativas. El queso estaba frío y sin sabor. Adicionalmente pedimos un ceviche con sandia que lamentablemente estaba salado; error que deja mucho que desear.
De plato fuerte, el pescado a la orquídea no estaba rico. El sabor del pescado con costra de frutos secos era errático. Los acompañamientos no aportaban nada al plato ni tenían un buen sabor. Sin embargo el rack de cerdo nos gustó mucho, pero el acompañamiento tampoco estaba a la altura.
El trío de postres estaba apenas bien. El fuerte de este restaurante sin duda es estar dentro del jardín botánico. La atención es buena.
Un buen restaurante, pero no el mejor.
Este restaurante, con una clara consistencia, ha sabido ganarse un espacio en la gastronomía de Medellín. A veces creo que está algo sobrevalorado. Sin embargo cuando vamos a esta ciudad es una parada donde se va a la fija.
El servicio es muy bueno y el ambiente es acogedor. Personalmente la parte que más me gusta es el jardín (piso inferior al fondo) y especialmente de noche no tiene igual.
La entrada de trio de "tacos", que más parecen unas crepes, es increíble. La combinación de sabores y texturas hacen de este plato algo sublime. Como plato fuerte el "cerdo dos veces" es mi preferido en la carta. (Eso si, algo pesado). La última vez pedí el pescado negro y considero que le faltaba sabor (con todo y que está sobre unos raviolis con chorizo). Los langostinos con tamal de cangrejo estaban bien...
Sin duda un lugar para ir, pero con las expectativas gastronómicas en su justo nivel.
Espectacular...
Es un restaurante para tener una experiencia única en Colombia. Claramente no es el lugar adecuado para una persona que no le gusten los menús de degustación. Los momentos que activan otros sentidos diferentes al gusto podrían sobrar, pero no deja de ser un sello distintivo del lugar.
El servicio es muy bueno pero el ambiente podría mejorar. Echo de menos un menú escrito con la explicación del restaurante y los precios. Adicionalmente debería dar una hoja para llevar con los platos a consumir que es común en este tipo de formato.
Esta sede que es la original, tiene el mismo formato que en Bogotá. El menú de degustación de 15 momentos tarda un poco más de dos horas y el costo aunque es alto, es compensado por el nivel de la comida. El menú de 10 momentos o el plato único, aunque de precios razonables, no generan la misma experiencia. Periódicamente hacen cambios a su contenido. Esta vez, todos los platos eran nuevos para nosotros. Una sorpresa en esta visita fue la incorporación de más elementos colombianos que en el pasado eran muy limitados.
La combinación de sabores hace que este lugar sea una experiencia que no se encuentre en ningún otro restaurante del país. El pan, la sopa, las proteínas y los postres son únicos y memorables. El término de estos es perfecto y no dejan ningún detalle al azar.
Necesitamos en Colombia más lugares experimentales como este con formatos diferentes. Desafortunadamente este formato no gusta a todo el mundo.
Café Zorba
Un gran sitio. Nos sorprendió ver fila para entrar. Eso daba una señal positiva de lo que nos esperaba. (Nada más asustador que un sitio vacío). La espera fue corta. Encontramos un pizza sencilla, pero muy muy rica. Nunca nos imaginamos salir tan sorprendidos y contentos. Pedimos la pizza de queso azul, cebollas caramelizadas y rúgula. (Increíble). También la de albahaca (sencilla, pero deliciosa). El ambiente estupendo con una banda de jazz muy buena. Eso sí, si se quiere comodidad, no es el sitio. Mesas pequeñas. Espacios reducidos. Algo de ruido. Para nosotros perfecto.
El Cielo
No fue una decepción. Fueron demasiadas. La mejor comida que hemos tenido en Colombia la tuvimos hace tres años en este restaurante. Era de esas oportunidades que uno no quiere que el tiempo pase. Inclusive llega uno a estar dispuesto a repetir un plato de lo espectacular que estaban. El recuerdo de ese día es imborrable. El problema es que aparentemente fue un golpe de suerte. Antes y después hemos visitado a éste restaurante y a su sede en Bogotá sin el mismo resultado. La última vez, añorábamos volver a disfrutar cada plato , pero no fue así. De 11 “momentos” dos fueron verdaderamente buenos... el resto eran un mal presagio de la cuenta a pagar que se nos venia. (En un estupendo restaurante uno no cuestiona el precio... pero ahora...). Como si fuera poco el servicio fue impresionantemente malo. Desde la llegada cuando muy amablemente dimos el nombre de la reserva sentimos un ambiente frío, errático, indiferente, a las carreras. Las explicaciones de los platos eran por salir del paso y las bebidas casi no llegan. Es increíble que donde nació todo, acá en Medellín, se hubiera caído tan bajo. ¿Será que el gran chef se perdió entre Miami y Bogota? Lastimosamente pasarán muchos años para que nos animemos a volver. No fue una decepción. Fueron demasiadas.
In Situ
El tiempo pasa y las cosas pueden dejar de ser lo que eran... Este sitio nos descrestó hace un par de años y decidimos volver. Toda la ilusión que teníamos se vino a bajo parcialmente. Pedimos un queso apanado con moras que no cumplió nuestras expectativas. El queso estaba frío y sin sabor. Adicionalmente pedimos un ceviche con sandia que lamentablemente estaba salado; error que deja mucho que desear. De plato fuerte, el pescado a la orquídea no estaba rico. El sabor del pescado con costra de frutos secos era errático. Los acompañamientos no aportaban nada al plato ni tenían un buen sabor. Sin embargo el rack de cerdo nos gustó mucho, pero el acompañamiento tampoco estaba a la altura. El trío de postres estaba apenas bien. El fuerte de este restaurante sin duda es estar dentro del jardín botánico. La atención es buena.
Carmen
Un buen restaurante, pero no el mejor. Este restaurante, con una clara consistencia, ha sabido ganarse un espacio en la gastronomía de Medellín. A veces creo que está algo sobrevalorado. Sin embargo cuando vamos a esta ciudad es una parada donde se va a la fija. El servicio es muy bueno y el ambiente es acogedor. Personalmente la parte que más me gusta es el jardín (piso inferior al fondo) y especialmente de noche no tiene igual. La entrada de trio de "tacos", que más parecen unas crepes, es increíble. La combinación de sabores y texturas hacen de este plato algo sublime. Como plato fuerte el "cerdo dos veces" es mi preferido en la carta. (Eso si, algo pesado). La última vez pedí el pescado negro y considero que le faltaba sabor (con todo y que está sobre unos raviolis con chorizo). Los langostinos con tamal de cangrejo estaban bien... Sin duda un lugar para ir, pero con las expectativas gastronómicas en su justo nivel.
El Cielo
Espectacular... Es un restaurante para tener una experiencia única en Colombia. Claramente no es el lugar adecuado para una persona que no le gusten los menús de degustación. Los momentos que activan otros sentidos diferentes al gusto podrían sobrar, pero no deja de ser un sello distintivo del lugar. El servicio es muy bueno pero el ambiente podría mejorar. Echo de menos un menú escrito con la explicación del restaurante y los precios. Adicionalmente debería dar una hoja para llevar con los platos a consumir que es común en este tipo de formato. Esta sede que es la original, tiene el mismo formato que en Bogotá. El menú de degustación de 15 momentos tarda un poco más de dos horas y el costo aunque es alto, es compensado por el nivel de la comida. El menú de 10 momentos o el plato único, aunque de precios razonables, no generan la misma experiencia. Periódicamente hacen cambios a su contenido. Esta vez, todos los platos eran nuevos para nosotros. Una sorpresa en esta visita fue la incorporación de más elementos colombianos que en el pasado eran muy limitados. La combinación de sabores hace que este lugar sea una experiencia que no se encuentre en ningún otro restaurante del país. El pan, la sopa, las proteínas y los postres son únicos y memorables. El término de estos es perfecto y no dejan ningún detalle al azar. Necesitamos en Colombia más lugares experimentales como este con formatos diferentes. Desafortunadamente este formato no gusta a todo el mundo.